martes, mayo 09, 2006

Sonrisa

Siempre que me dejo conmover por una sonrisa me alejo con la carga de lo irreparable ya que nada descubre más atrozmente la ruina que espera al hombre como ese símbolo aparente de felicidad, el cual hace sentir con más crueldad a un corazón deshojado el temblor de lo pasajero de la vida, como el estertor clásico del fin. Y siempre que alguien me sonríe, descifro en su frente luminosa la desgarradora llamada: “¡Acércate, fíjate bien, que yo también soy mortal”
Cioran, E.M, “El ocaso del pensamiento”